Buscamos entender y revitalizar las técnicas ancestrales de procesamiento de alimentos, empleando recursos como el viento, las temperaturas extremas, la radiación solar y el agua, para garantizar la supervivencia de la cosecha en condiciones climáticas adversas.

Estrategia Ancestral
La preservación desempeña funciones de suma importancia: minimiza el desperdicio al brindarle una segunda vida al producto, reduce el peso del mismo y facilita su transporte. En la cotidianeidad, los preservados se utilizan como forma de trueque y, en temporadas difíciles, garantizan la seguridad alimentaria de la comunidad.
Nombrar a los preservados
Los alimentos, que han sido clasificados, barridos, pisados, cocinados, congelados, fermentados, expuestos al sol, remojados, germinados y deshidratados, adquieren nuevos nombres en el proceso. Por ejemplo, cuando una papa se transforma para conservarse, deja de ser papa y se convierte en chuño. Esta transformación no solo refleja la cultura andina, sino también la estrecha relación entre el mundo natural y el ser humano, revelando historias profundas y necesarias que nos conectan con nuestra herencia.
En total, hemos identificado 17 técnicas tradicionales, como chuño, moraya, cahui, charki, cocopa y kirku, y más de 30 productos, que incluyen tubérculos, raíces, granos andinos, cereales y frutos, la mayoría de los cuales son originarios de los Andes, aunque también incorporamos algunos de la Amazonía y la costa.